En 2005 el director de cine Sydney Pollack nos cuenta en su película “La intérprete” la historia de Silvia Broome (Nicole Kidman) y en ese momento, por fin, nuestro oficio sale de las tinieblas y se convierte en el protagonista en la gran pantalla.
Silvia de madre británica y padre africano trabaja como intérprete para la ONU. Un día, después de un desalojo de la sede de las Naciones Unidas, escucha accidentalmente una conversación telefónica en una lengua africana poco conocida, pero que ella entiende, en la que se habla abiertamente de asesinar al jefe de estado de Matobo acusado de genocidio. La situación se complica de una forma totalmente inesperada…
Nuestra intención obviamente no es contaros cómo acaba la película, ni haceros spoilers. Nuestro objetivo es reflexionar sobre la responsabilidad que los intérpretes tienen a lo largo de toda su carrera profesional. Lo más probable es que (afortunadamente) un intérprete nunca se encuentre en la situación extrema de Silva Broome en la ONU, pero seguramente a lo largo de su carrera tenga que manejar e interpretar información estrictamente confidencial. Es justo esta responsabilidad que hace de la interpretación un oficio extremadamente delicado y que requiere una preparación y un estudio previo muy exhaustivos.
Es probable que os hayáis quedado sorprendidos al recibir un presupuesto de interpretación y que no os esperabais unas tarifas “tan elevadas”. Las personas ajenas a este sector a menudo desconocen el trabajo necesario que el intérprete tiene que realizar antes de sentarse en una cabina, delante de un público, al otro lado de un teléfono o delante de un ordenador en una videoconferencia.
Toda interpretación conlleva un estudio previo del sector y del vocabulario relacionado. Que seas un profesional especializado en derecho, en finanzas, en medicina, en ciencia, en tecnología o en cualquier otro sector, sabrás perfectamente que cada disciplina tiene un lenguaje propio y sectorial. El intérprete tiene que ser capaz de entender y traducir el vocabulario de cada uno de estos sectores. Esto requiere mucha dedicación previa y trabajo de investigación. También conlleva en caso de trabajos recurrentes, la creación de un glosario dedicado para cada cliente. No siempre se utilizan los mismos términos en todas las empresas y es algo que un profesional tiene que dominar.
Más allá del trabajo previo, la mayor responsabilidad de un intérprete es trasladar el mensaje y los datos tal y como se expresan en el idioma original. Pensad en lo delicados que pueden ser los números durante la presentación de unos resultados anuales. O pensad por ejemplo en la responsabilidad que les recae durante unas negociaciones entre países o en un congreso médico. Muchas veces no hay margen de error. Y si se comete ese error puede tener graves consecuencias.
El trabajo del intérprete requiere un esfuerzo mental muy grande y es un trabajo que casi siempre se realiza bajo mucha presión. No le ocurre lo mismo a un traductor, que por mucho que la mayoría de las veces trabaje con plazos muy ajustados, tiene ese segundo para respirar y reflexionar.
Los intérpretes con los que cuenta ASTEX reúnen todas las características que acabamos de mencionar. Antes de cada encargo nuestros colaboradores realizan un estudio exhaustivo del tema, disponen de glosarios específicos para cada área y para cada empresa. Toda la información manejada en cada reunión es tratada por ASTEX y su personal de una forma totalmente confidencial, así como los documentos que el cliente comparte antes del servicio. Además, siempre asignamos los mejores intérpretes a cada reunión, teniendo en cuentas las áreas de especialización de cada uno de ellos.
Los intérpretes que trabajan con ASTEX además están preparados a enfrentarse a todo tipo de plot twist. Hace no mucho trabajamos en un evento cultural al que tenía que participar un público joven, pero adulto. Menuda sorpresa cuando por la puerta entraron 60 niños de unos siete años armados de lápices de colores. ¿Y ahora? ¿Cómo vamos a captar su atención y mantenerlos atentos durante una hora? En esta situación los ponentes y los intérpretes tuvieron que ser capaces de responder, adaptarse y convertirse en unos cuentacuentos. Y sí, ¡salió todo bien!
Concluyendo, lo que queremos con esta pequeña entrada de nuestro blog es que os paréis a reflexionar en lo fundamental que es el trabajo de un intérprete (o un traductor), esa figura que en muchísimos casos está sentada en la sombra, pero que en definitiva es la que permite que la información fluya entre personas de distintas hablas, haciendo posible que todos los integrantes de esta torre de Babel consigan comunicarse con éxito entre ellos.
ASTEX
Servicio de Traducción e Interpretación